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Fuente: Repositorio Don Bosco

Evaluación del “Programa Educación para la Vida” en la prevención de consumo de drogas en estudiantes de Tercer Ciclo y Bachillerato.

Fabio Bautista Pérez Recepción: 05 de noviembre 2012 Aprobado: 02 de febrero 2013

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Resumen

El objetivo del estudio fue evaluar los resultados o efectos del “Programa Educación para la Vida”, en la prevención del con- sumo de drogas en estudiantes de Tercer Ciclo y Bachillerato en instituciones estatales. La investigación fue descriptiva, con un diseño transversal en el que participaron 594 estudiantes provenientes de centros educativos, que recibieron el programa y centros que no lo recibieron, de la ciudad de San Salvador, El Salvador. Los resulta- dos mostraron que los estudiantes habían recibido información sobre prevención del consumo de drogas, VIH, Educación Integral de la Sexualidad; así también sobre Habilidades para la Vida, Equidad de Género, Proyecto de Vida, Educación en Derechos Humanos y Cultura de Paz, pero no se encontraron diferencias significativas en la prevención de consumo de drogas como alcohol, tabaco y marihuana entre Centros Educativos que recibieron el pro- grama y los Centros que no lo recibieron. En relación a las actitudes hacia las drogas, la mayoría opinó que “ha aprendido a controlarse en cualquier circunstancia, no acu- dir a las drogas, saber llevar nuestros problemas, saber medir nuestra autoestima”, “le ha ayudado a comprender a los demás y tener confianza”, “me ha ayudado a conocerme interiormente, respetarme y quererme porque nadie me conoce mejor que yo”. Los hallazgos en este estudio sugieren una revisión sistemática de las políticas y estrategias de la intervención del “Programa Educación para la vida” por el Ministerio de Educación, para un mejor aprovechamiento del mismo entre los estudiantes de Tercer Ciclo y Bachillerato.

Palabras clave: Educación para la vida, prevención consumo de drogas, estudiantes Tercer Ciclo y Bachillerato, El Salvador.

Introducción

El fenómeno de las drogas es un problema de dimensiones mundiales, el cual se ha agudizado por la globalización, ya que a través de ella hay una progresiva difusión de hábitos e ideas por medio de redes y medios de comunicación masiva, que incitan al consumo y tráfico de drogas (Castells, 1999; Ortiz Rebolledo y Silva Costa, 2005).

Revista CREA CIENCIA Vol 8, Nº 2 ISSN 1818-202Xr Universidad Evangélica de El Salvador Evaluación del “Programa Educación para la Vida”, Fabio Bautista Pérez

Para determinar si un programa o proyecto sobre prevención del consumo de drogas ha sido eficiente es necesario evaluarlo, en relación con esto Becoña Iglesias (2002), cita a Aguilar y Ander-Eggs (1993), quienes mencionan que “la evaluación es una forma de investigación social aplicada, sistemática, planificada y dirigida; encamina- da a identificar, obtener y proporcionar de manera válida y fiable, datos e informa- ción suficiente y relevante, en que apoyar un juicio acerca del mérito y el valor de los diferentes componentes de un programa (tanto en la fase de diagnóstico, programación o ejecución), o de un conjunto de actividades específicas que se realizan, han realizado o realizarán, con el propósito de producir efectos y resultados concretos; comprobando la extensión y el grado en que dichos logros se han dado, de forma tal, que sirva de base o guía para una toma de decisiones racional e inteligente entre cursos de acción, o para solucionar problemas y promover el conocimiento y la comprensión de los factores asociados al éxito o al fracaso de sus resultados”.

De acuerdo a Alvira Martín (1997), el punto de arranque para una evaluación de resultados es la selección de valores/criterios de valor, pero hay que ver cómo se seleccionan estos valores, una vez se tenga analizado el problema de drogas en uno o varios programas de prevención que se desea evaluar. De acuerdo al mismo autor, hay que hacerse las preguntas ¿por qué?, ¿para qué? y ¿cuándo evaluar programas de prevención? A las cuales les responde que “una evaluación bien hecha nos per- mite tomar decisiones sobre nuestras intervenciones preventivas de una manera racional y empírica; es decir, permite reducir la incertidumbre al tomar las decisiones sobre los programas de prevención”. Además señala que “una toma de decisiones basada a la vez en la razón y en la realidad empírica permite mejorar la calidad de nuestras intervenciones, por lo que la evaluación es garantía de calidad de las mismas”.

Saenz Rojas (2001), evaluó el programa de prevención de consumo de drogas denominado “La Aventura de la Vida” y encontró que el programa era eficiente y efectivo en la escuela primaria, así como a una serie de características positivas que favorecen la mediación pedagógica en relación con la educación para la salud y la prevención del consumo de drogas.

Jiménez Fuensalida y Acero Achirica (2004), evaluaron en España el programa de prevención de consumo de drogas denominado “Entre todos”, encontrando que la intervención desarrollada a través del programa fue efectiva para incrementar los aprendizajes de variables propuestas como moduladoras del riesgo de consumir drogas. Además encontraron que existe constancia de que el grupo que realizó el programa se ha beneficiado de él, ejerciendo un efecto moderador en la tendencia negativa de descenso en las actitudes contrarias al uso de drogas y al aumento de la intencionalidad de consumirlas, que por razón de la edad y mayor contacto y acercamiento a las drogas, ha experimentado el conjunto de la población estudia- da. El estudio también arrojó evidencia de que el programa ha incidido significativa- mente en el incremento de la información sobre marihuana y en la no intención de consumo de esta droga, lo que indica la capacidad del programa para incidir positiva y anticipadamente sobre los consumos emergentes de esta droga. Luengo y cols., (2000), citados por García Moreno (2002), evaluaron programas esco- lares de prevención de consumo de drogas en España, obteniendo que dichos programas pueden modificar las habilidades de competencia psicosocial, el consumo de drogas y la conducta antisocial, otras conductas mediadoras como la intención de consumo y las actitudes sobre las drogas. El estudio fue llevado a cabo tres meses después de la aplicación del programa, con una muestra de 4,895 adolescentes escolarizados, donde 2,567 era el grupo experimental y 2,328 como grupo control.

En un estudio sobre evaluación de dos pro- gramas de prevención de drogodependencias, realizado por Antolín et al (2009), mencionan que el estudio identificó tanto aspectos positivos como negativos, relacionados con la aplicación de los programas de prevención. Entre los puntos fuertes de la eficacia se destacaron la planificación previa, el horario en que se desarrollan las sesiones y su periodicidad y los contenidos temáticos desarrollados; entre los puntos débiles se encontraron falta de una fase de evaluaciones previas, la formación y el perfil profesional poco adecuados de los responsables de los programas, limitada duración de los programas y la falta de participación de las familias en el desarrollo de dichos programas. En El Salvador, se ha generado un volumen considerable de información sobre prevalencia en consumo de drogas en estudiantes de primaria, secundaria y universitaria; también se han implementado programas para prevenir el consumo de drogas como el desarrollado por el Ministerio de Educación (MINED) “Educación para la Vida”, que es un complemento al programa formal que desarrollan los docentes en escuelas, con estudiantes de 10 a 15 años (Ministerio de Educación [MINED], 2008).

De acuerdo a la Organización de los Esta- dos Americanos y Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas [OEA/ CICAD] (2009), en El Salvador, se ha observado que en el área de reducción de la demanda y ámbito de prevención se desarrollan programas de prevención del abuso de drogas en la población de estudiantes de primaria y secundaria, pero no han realizado evaluaciones de procesos o de resultados intermedios, o evaluaciones de im- pacto a los programas de prevención que ejecuta, por lo que recomienda realizar una evaluación de resultados de los programas de prevención dirigidos a población de estudiantes de primaria y secundaria. Con este estudio se pretendió evaluar los resultados intermedios del “Programa Educación para la Vida” en 12 centros escolares, identificando los cambios en actitudes y comportamiento de los estudiantes que han participado en acciones educativas de prevención. El objetivo del estudio fue: Evaluar los resultados o efectos del programa sobre la prevención del consumo de drogas en estudiantes de Tercer Ciclo y Bachillerato, durante el período 2008-2011.

Metodología de la investigación

El estudio se realizó en 12 centros educativos públicos, ubicados en el área metropolitana de San Salvador, durante el período de enero a agosto de 2012.

La población del estudio estuvo constituida por estudiantes de Tercer Ciclo y Bachillerato que habían recibido el programa (2,072), comparado con un grupo que no lo había recibido (1,284) que hacían un to- tal de 3,356 estudiantes. La muestra se calculó utilizando el programa Survey System Calculator. Este programa está basado en los intervalos de confianza al 95% de significancia (The Survey System, 2008). La muestra estaba constituida por 594 estudiantes, la que fue estratificada proporcionalmente de acuerdo al número de estudiantes de las escuelas donde se había impartido el programa (286 estudiantes) y centros don- de no se había impartido (308 estudiantes).

El estudio fue de tipo descriptivo, con diseño transversal y prueba postest (Hernández Sampieri, 2006). Para la recolección de la información se utilizó un cuestionario elaborado por el investigador, considerando como base el utilizado por Sáenz Rojas (2001) en el estudio “Evaluación de proceso de un programa de prevención de drogas en la escuela primaria costarricense” y Lara et al. (2010), que evaluaron dos programas de prevención de consumo de drogas en Andalucía, España.

La base de datos y el análisis de la información se realizó en el “Programa Estadístico para las Ciencias Sociales” (SPSS, siglas en Inglés), Versión 15.0 para Windows (Guía Breve de SPSS 14, 2005). La información obtenida fue analizada descriptivamente, determinando frecuencias, intervalos de con las escuelas donde sí han aplicado dicho programa, pero no se encontraron diferencias significativas (Tabla 1).

Tabla 1. Temas recibidos por los estudiantes confianza, relaciones de género y grupos de edades con respecto a las variables en estudio. A estas relaciones se les aplicó la prueba de independencia Chi Cuadrado, considerando un nivel de significancia del 0.05.

Temas Resultados

La distribución del género entre los estudiantes del “Programa Educación para la Vida” en escuelas que recibieron el programa y las no que lo recibieron, fue similares en ambos casos. La distribución de la muestra por edad, mostró que los rangos 14 a 15 años y 16 a 17 años fueron los que presenta- ron la mayor frecuencia para los centros escolares con el programa y sin el programa de educación para la vida. El 50% de los estudiantes convive con su padre y su madre, aunque existe un 36.7% que vive solo con su madre. Vivir con otros familiares como abuelos, tíos, hermanos u otros, resultó con bajos porcentajes.

El conocimiento del programa “Educación para la vida”, por parte de los estudiantes

Las actividades más frecuentes en que participaron los estudiantes de los C.E. que recibieron el programa fueron, capacitaciones 39.2%, recreos dirigidos 38.8%, talleres 30.4%, encuentros deportivos 21.7% y campamentos 19.2%; el resto de actividades que se realizaron como minicampamentos, verano aventura y conversatorios, mostraron frecuencias bajas. En los C.E. sin el pro- grama se encontraron porcentajes bajos, a excepción de los “encuentros deportivos” (33.8%), (Tabla 2).

En relación al consumo de marihuana alguna vez en la vida, para ambos grupos de centros escolares, fue similar (Figura 2). El consumo en los últimos 12 meses y últimos 30 días, para ambos grupos de CE fue bajo; siendo ligeramente más elevado en los que no recibieron la capacitación.

Discusión

En relación al programa “Educación para la Vida”, más del 50% de los estudiantes encuestados manifestó haber recibido in- formación sobre prevención del consumo de drogas, prevención del VIH y educación integral de la sexualidad, no observando diferencias significativas entre los que recibieron dicho programa y los que no lo recibieron. Las temáticas concernientes a las habilidades para la vida, equidad de género, proyecto de vida, educación en derechos humanos y cultura de paz fue- ron recibidas por menos del 50% de los estudiantes, esto indica que la información brindada a los adolescentes y jóvenes no fue eficiente, ya que hay falencias en es- tos conocimientos. Esto está de acuerdo con lo mencionado por Botvin (1995), quien después de revisiones de literatura sobre investigación en prevención y estudios meta- analíticos, muestra que muchas aproximaciones en prevención del consumo, cuyo empleo está ampliamente extendido, son ineficaces. El mismo autor, también menciona que los enfoques preventivos más prometedores son aquellos que apuntan a los factores sociales y psicológicos que inducen al consumo temprano de drogas.

Las actividades del “Programa Educación para la Vida”, fueron levemente superiores en los CE que recibieron el programa, a excepción de los encuentros deportivos, que fueron mayores en los CE que no habían recibido el programa, esto podría deberse a que los deportes son actividades que todo joven realiza como complemento de sus actividades diarias y de acuerdo a Fernández Nabot y Jané (2002), “Las intervenciones más efectivas abordan la influencia social del consumo, en este caso las actividades deportivas”.

En general, al relacionar prevención de consumo de drogas con tabaco, entre los estudiantes de los CE, se observó que fue- ron similares tanto para los CE que recibieron la capacitación como para los que no la recibieron. En la relación, prevención de consumo de drogas con consumo de alcohol, se observó que fueron similares tanto para los CE que recibieron la capacitación, como para los que no la recibieron, esto concuerda en parte con el estudio realiza- do por Jiménez Fue en salida y Acero Achirica (2004), que evaluaron un programa similar al “Programa Educación para la Vida” y encontraron que la intervención desarrollada, a través del programa, fue efectiva para incrementar los aprendizajes de variables propuestas como moduladoras del riesgo de consumir drogas.

Las actividades realizadas durante el desarrollo del programa en los CE, fueron porcentualmente menores en los que no recibieron la capacitación, pero la mayoría de los estudiantes menciona que los temas recibidos eran interesantes e importantes, que les había ayudado a entender que el con- sumo de drogas es dañino para la salud y que había puesto en práctica lo aprendido en los talleres o jornadas de capacitación. La mayoría menciona que “ha aprendido a controlarse en cualquier circunstancia”, “no acudir a las drogas”, “saber llevar nuestros problemas, saber medir nuestra autoestima”, “le ha ayudado a comprender a los demás y tener confianza”, “me ha ayuda- do a conocerme interiormente, respetarme y quererme porque nadie me conoce mejor que yo”. También estaban de acuerdo o totalmente de acuerdo con las aseveraciones, “he aprendido a prevenir el consumo de drogas gracias a este programa”, “las jornadas fueron dinámicas y motivadoras”, “la duración de las jornadas fue adecua- da” y otras más. Lo mencionado anteriormente fue expresado por estudiantes de los CE que recibieron la capacitación y entre los que no la recibieron.

Conclusiones

La muestra de estudiantes encuestados manifestó haber recibido información sobre prevención del consumo de drogas, prevención del VIH y educación integral de la sexualidad, con una frecuencia mayor al 50%, pero no se observó diferencias significativas entre los que recibieron el programa y los que no lo recibieron.

La información brindada a los estudiantes sobre las temáticas concernientes a las habilidades para la vida, equidad de género, proyecto de vida, educación en derechos humanos y cultura de paz, reflejo una frecuencia menor al 50%.

Las actividades del “Programa Educación para la Vida”, fueron levemente superiores en los centros que recibieron el programa en relación a los que no lo recibieron, a excepción de los encuentros deportivos.

No hubo diferencias estadísticas significativas en la prevención de consumo de alcohol, tabaco y marihuana entre Centros Educativos que recibieron el programa y los Centros que no lo recibieron. En los centros que recibieron el programa no hubo diferencias significativas entre el género y consumo de tabaco y alcohol, pero si se encontraron diferencias en los centros que no recibieron el programa.

Recomendaciones

El programa “Educación para la Vida” deberá replicarse, en los próximos años, incluyendo las recomendaciones sugeridas por los docentes.

En futuras evaluaciones del programa “Educación para la Vida”, habrá que identificar de manera adecuada a los estudiantes que lo recibieron y los que no lo recibieron.

El Ministerio de Educación (MINED) deberá replantear las modalidades de aplicación del programa “Educación para la vida”, para mejorar los resultados del mismo.

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